jueves, 27 de septiembre de 2012

Imitemos el ejemplo de este varón argentino.


En 1947 hubo un desfile en la ciudad de Pilar, en Buenos Aires, de putos y de putas.
Había consoladores en las manos y en los culos y en las conchas.
Los consoladores eran del partido justicialista,
el intendente los repartía gratis en la calle,
tenía los labios pintados y una pija
          con los huevos peludos dibujada en el pecho,
por cada consolador dado él se metía
dos dedos en el culo al grito de Perón, Perón que grande sos.
Hasta las dos manos hubiesen entrado.

La reina de las putas era Evita.
El rey de los putos, perón.

¡Viva perón! ¡Viva perón!

sábado, 22 de septiembre de 2012

Topline menta.

Todas las noches leo un libro, usualmente un libro distinto cada noche, también, usualmente, no lo termino nunca. Son como una parva de artículos descolgados de miles de cabezas que están ahí, gruñéndome desde dentro de sus tapas blandas o duras. Como monstruos encerrados esperando las caricias calmantes de la lectura, me miran y me oyen pensando sobre ellos, los acaricio en 15 páginas y ya no puedo con mi monstruo propio y cierro a esas hidras para oírme gruñir apoyado en la almohada. Me lo cuestiono todo, acerca de lo que he leído, todo, hasta me hablo y me discuto, me encanta discutirme porque siempre gano. 
Otras quince caricias más en la pelea nocturna.

Los poemas de amor son una mierda.

La amo cuando se sienta frente al piano, la amo cuando apoya su cabeza en mis hombros y con su respiración marca el tiempo con el que sonrío...