sábado, 22 de septiembre de 2012

Topline menta.

Todas las noches leo un libro, usualmente un libro distinto cada noche, también, usualmente, no lo termino nunca. Son como una parva de artículos descolgados de miles de cabezas que están ahí, gruñéndome desde dentro de sus tapas blandas o duras. Como monstruos encerrados esperando las caricias calmantes de la lectura, me miran y me oyen pensando sobre ellos, los acaricio en 15 páginas y ya no puedo con mi monstruo propio y cierro a esas hidras para oírme gruñir apoyado en la almohada. Me lo cuestiono todo, acerca de lo que he leído, todo, hasta me hablo y me discuto, me encanta discutirme porque siempre gano. 
Otras quince caricias más en la pelea nocturna.

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