lunes, 27 de diciembre de 2010

Calibán y Ariel.

Ya no puedo soportar el timbre de su voz, yo lo supe amar de primeras, pero a las primeras les siguen las segundas y las terceras y las cuartas y ese amar, que hoy por hoy me doy cuenta que era sordo además de ciego, ese amar ya usa audífonos. ¡Oh mi destino cruel cruel, que fue sellado en un "sí quiero"! Pobre destino que destiné a desatinar, atino a pensar que el tinto despertó los instintos, distintos a la razón, y dejó sin tino a la voluntad tutora de mis actos que forjaron mi destinar, en esto no hay tutía, no la hay.

Ociosidad, todas las noches rezo porque haya castigo por su ociosidad, su narcisismo, su fobia, su hipocondriasis. Todo rezo en vano, todo rezo es invertido en misma fuerza y dirección pero con sentido contrario al impulso inicial dado, Newton y la re pu.. Newton nombró al perro sarnoso que decidió subir al auto en un día de granizo. Da pena verlo, y odio recordar mis prendas mordidas, sucias, empulgadas, pero es más el odio de su inexpresividad, ese rostro de un solo ojo.. es cuestión de decisión para librarme del perro y del ojo y de todo. Sí. Empezaré con él.. hoy es el día de librarme de la penuria. ¡Newton! vení.. hoy vas a comer semillas verdes (para ratones), ¡eso perro! comé todo que ya va a volver mami. Nadie va a notar que fue un perricidio, él enfermará dentro de poco, muy poco. Construyo su final y planifico su muerte inevitable lejos de mi, fuera de casa, justo en su salida vespertina. ¡Afuera!

Su ignorancia, he intentado dotar de vida nueva el interés nato por el saber, el cielo sabe que lo intenté, Roberto, el chico de la boletería del cine sabe que lo intenté, mirándome siempre con la expresión facial que remplaza a la expresión hablada: "pobre...". Con satisfacción cómplice va a mirarme cuando solo pida un boleto. Así como el pibe del teatro, y el flaco alto de la librería, todos serán testigos cómplices de mi liberación. Todos sabrán que sin ella soy feliz, no me gastaré en ocultarlo. Todos los esfuerzos estarán echados a mi coartada, la limpieza de mis actos, mis manos más limpias que las de Pilatos. Pienso en ella, me preocupo, será su muerte sin pena, un viaje como sus viajes, imprevisto. Se irá y no sabré más de ella, me quedaré solo, ya hay un perro que no volverá. Seré yo la victima, el abandonado.

¿Quién es? ya te abro mi amor. ¿Cómo te fue hoy? Sí, ya se... hemos hablado del tonto de Andrés. Vos sos la única que se esfuerza en esa oficina. ¿Newton? todavía no volvió de su salida, los vecinos ya me advirtieron que anda de galán con las perras de la esquina. Cuando tenga hambre volverá. Sí, voy a la cocina y traigo pizza calentada... y un cuchillo en mi mano, detrás de mi espalda. En minutos ya no tendrás garganta con que hablar. Sí gorda, ya está, voy llevando a la mesa... es el momento, está sentada esperando lo que no sabe. será rápido, viste la escena en muchas películas gore. Sabés que es simple. Sólo no pienses hasta dejar el lugar limpio. Agarrarás su cuello tiernamente, el trabajo que resta será inconsciente, será animal. Brazo y cuchillo, no más. Sí, definitivamente es el momento...



¿Qué hice? sus trozos en una bolsa. No hay perdón para lo que hice. La mate por simple egoísmo, no tenía la culpa ella de no ser lo que deseaba. Ella no era culpable y ahora se encuentra desarmada, envuelta en la oscuridad de una bolsa de consorcio. El monstruo que siempre mantuve cautivo en la grieta de la docilidad, en la cárcel del buenudo, se escapó y mató. El monstruo que soy yo. Asesino arrepentido de mi ser mismo. Mi yo mató lo que alguna vez amé, simplemente por cobardía. ¿Dónde hay redención para esto? ¿será el castigo éste dolor que nace de mi conciencia hiriente? castigo de por vida, y a Dios le ruego que Él mismo no exista para que mi castigo no sea eterno ni infernal. No puedo más que pensar en su sangre en el cuchillo y sus trozos en la bolsa. El perdón a mi mismo, tan lejano, sólo posible en su voz, despertándome luego de ignorar la alarma a las 7:00.


Los poemas de amor son una mierda.

La amo cuando se sienta frente al piano, la amo cuando apoya su cabeza en mis hombros y con su respiración marca el tiempo con el que sonrío...