sábado, 9 de septiembre de 2017

Los poemas de amor son una mierda.

La amo cuando se sienta frente al piano, la amo cuando apoya su cabeza en mis hombros y con su respiración marca el tiempo con el que sonrío y le hablo. La amo sobre todo cuando está ausente porque mi memoria toma su nombre y su vida toma mi sueño que toma su rostro cálido. La encuentro dormida, sonámbula, sus ojos no miran. Se despierta y me acaricia el pelo, me dice al oído que despierte y besa mi cuello. Se levanta y desayuna. Prende la radio, la silencio, prende las luces, las apago. Aún le gusta leer, su velador queda encendido hasta las dos. Todavía busca abrazarme para dormir, apoyar su cabeza en mis hombros, marcar el tiempo, respirar lento, dilatando de esa única forma el duelo que la aleja de mi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los poemas de amor son una mierda.

La amo cuando se sienta frente al piano, la amo cuando apoya su cabeza en mis hombros y con su respiración marca el tiempo con el que sonrío...