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miércoles, 15 de junio de 2011

Pochoclo

Uno, dos, tres y cuatro cigarrillos en tu cartera, dos y tres chupetines en mi campera.
-¿Cómo estás caramelo?
-Bordeando la locura pochoclito.
Tres y cuatro balas en los bolsillos.
-¿Conociste la libertad alguna vez?
-Por supuesto, llevaba un vestido negro de duelo la vez que la crucé, quedó viuda del deseo. Triste y toda de negro era linda igual. Llevaba el pelo pintado de rojo, le hacía juego con la herida en su pecho.
-¿Se puso perfume?
-Un perfume de rosas, de las rosas rojas más olorosas de todas.
Tres balas en el tambor, giro giro giro ¿a quién le toca? te toca a vos.
-Pa, cuando duermo, ¿vos seguís estando ahí para cuidarme?
-Obvio pochoclito, quedo haciendo guardia, soy el guardián de la princesa pochoclo.
-Tengo miedo de despertar y abrir los ojos y encontrarme con que los monstruos todavía siguen ahí. Nunca los veo, siempre los escucho.
-Yo también los escucho. Pero ellos me escuchan a mi como también te escuchan a vos, es por eso, que cuando tengo miedo, grito, y ellos se atemorizan más que yo. Así se ahuyentan a los monstruos princesa pochoclo.
-Escucho a uno papá caramelo...
-¡GRITEMOS!
                     -¡GRITEMOS!

WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!



Los poemas de amor son una mierda.

La amo cuando se sienta frente al piano, la amo cuando apoya su cabeza en mis hombros y con su respiración marca el tiempo con el que sonrío...